Hace cuatro años, cuando Raúl se incorporó al equipo de LinkedIn España como Senior Relationship Manager, los responsables de comunicación de las compañías percibían la plataforma como un nuevo portal de empleo. Hoy, la difusión de los contenidos en esta red social multiplica por ocho a la de las ofertas de empleo, una realidad que obliga a contemplarla como una herramienta estratégica para el desarrollo de la identidad digital de líderes y empleados de una organización.

linkedin

De la necesidad de personalización de relaciones, contenidos y canales como corazón de esta identidad digital y de los retos a los que se enfrentan los responsables de comunicación a corto plazo debatiremos mañana, junto a los profesionales de LinkedIn, en un taller que debes seguir muy de cerca.

 

La necesidad de trabajar su identidad digital es algo que parece asumido por compañías y profesionales ¿Vuestra experiencia lo confirma?

Aunque parezca mentira, el miedo a la exposición pública que implica tener presencia en redes sociales sigue siendo una barrera de entrada. Todavía existen directivos de grandes compañías que se asoman a ellas como a un patio en al que miran desde la temeridad y la amenaza, no entienden que la conversación ya está teniendo lugar, que sus empleados hablan sobre quiénes son y el trabajo que desempeñan en su organización. Por otra parte, los profesionales que se están incorporando al mercado laboral han nacido con un móvil en la mano y, a la hora de elegir la compañía en la que quieren trabajar, lo que más valoran es quién lidera la compañía, sus valores, cómo se expresa y qué opina. En definitiva, cómo son el lugar y las personas a las que van a dedicar al menos 8 horas cada día.

“La presencia en LinkedIn ya no se afronta desde el “por qué estar”, ahora se hace desde el “cómo”.

 

¿Habéis notado una evolución positiva en los últimos años?

La evolución es evidente, la presencia en LinkedIn ya no se afronta desde el “por qué estar”, ahora se hace desde el “cómo”. Los directivos empiezan a ser conscientes de las nuevas necesidades a las que se enfrentan en sus compañías, advertimos que muchos de ellos por iniciativa propia se apoyan en agencias de comunicación que les ayudan en la definición y ejecución de una estrategia de posicionamiento personal en redes sociales aunque a pesar de este avance, en España queda mucho por hacer. Empezamos a ver directivos que permiten que su posición trascienda pero muy pocos directivos tienen una marca personal bien trabajada, los perfiles relevantes que lo estén haciendo especialmente bien son la excepción.

Todavía existe la figura del alto directivo que no ha entendido lo que una buena huella digital puede aportar a su organización

“Más allá de la definición de un buen posicionamiento personal y profesional, es importante la autonomía de cada uno en la gestión de sus perfiles personales y profesionales”

 

¿Cómo definirías un buen posicionamiento personal?

Uno no puede ser ajeno ni a dónde trabaja ni a quién es. Un perfil en LinkedIn habla de muchas otras cosas que no son estrictamente la parte curricular, también permite contar experiencias personales previas. Si una persona colabora con una ONG, su visión del mundo, de dónde vienes y dónde quieres llegar como profesional. Es un espacio mucho más completo que permite reflejar quién soy como profesional (hoy trabajo aquí, pero puedo no hacerlo mañana).

Más allá de la definición de un buen posicionamiento personal y profesional acorde a la imagen que se quiera proyectar, es importante la autonomía de cada uno en la gestión de sus perfiles personales y profesionales, tú eres tú y debes ser dueño y gestor de tu marca personal. Tendemos a comportarnos de forma diferente en redes sociales, manejando nuestros perfiles como si fueran los de un avatar, lo que hace muy difícil que el mensaje sea creíble.

 

¿Cuáles son las ventajas de LinkedIn con respecto a otras redes sociales?

Las redes de comunicación profesionales (especialmente Linkedin) permiten una comunicación muy veraz al no permitir a los usuarios ocultarse en el anonimato, por ejemplo. Las personas que tienen un perfil en LinkedIn tienen un título y una trayectoria profesional que les avalan para ser voces con autoridad en especialidades concretas. Esto da mucha tranquilidad, al tratarse de un escenario que les permite conversar con otra persona a la que responder y sobre la que actuar. Incluso el tipo de conversación es distinta, pues en otros foros una opinión polémica se escuda en el anonimato. En Linkedin es diferente, el que habla también se juega su reputación y su carrera profesional.

identidad digital

Los influencers ¿nacen o se hacen?

Para nosotros una persona no se hace influencer de la noche a la mañana. De hecho, para formar parte de nuestro programa de influencers contamos con un equipo global que se encarga de evaluar el nivel de influencia previo de un perfil analizando su huella digital, medios en los que colabora, sus libros, sus publicaciones…

Muchos influencers no empezaron en el programa porque hayan sido grandes escritores en nuestra plataforma, lo han sido después.

 

Al igual que sucede con otras redes, las actualizaciones de la plataforma son recibidas con miedo entre los usuarios ¿está justificado?

A muchos directivos esta nueva configuración les está sacando de su zona de confort. Una de las primeras cosas que se van a mostrar con la nueva actualización de las páginas de empresa es quiénes lideran la compañía. Esto hace que uno tenga que “limpiar su casa” y crear o mejorar su perfil, ya que el número de visitas va a aumentar.

También existe el caso complementario, con compañías en las que los empleados tiran del carro creando contenidos y están muy involucrados como embajadores de la marca. Explican qué significa su trabajo y por qué se sienten orgullosos.

 

Pensemos en las personas que quieren “arrancar” ¿por dónde conviene empezar?

  1. Trabaja tu posicionamiento personal. ¿Quién quieres ser? es necesario tener muy claro cuál es la marca personal que quieres proyectar. Una vez definida esta estrategia, tienes que implementarla día a día. No sólo es estar: hay que aprender a saber estar.
  2. Valora la calidad de las cosas que haces: ¿Qué contactos creas?, ¿Qué contactos tienes?, ¿Qué les aportas?, ¿A qué empresas sigues?, ¿En qué grupos participas y cómo?. Es importante saber gestionar también tus silencios, tus respuestas y tu credibilidad. Solemos decir que, al final, si se gestiona bien, tu red te pone en tu sitio.
  3. La reputación importa. Transmitir quién eres y lo que piensas con veracidad  tiene el mismo valor que una trayectoria profesional o el trato a tus empleados.